Lección 12: Para el 23 de diciembre de 2023
ESTER Y MARDOQUEO


Sábado 16 de diciembre
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Audio Leccion

Lee para el estudio de esta semana Daniel 1:1-12; 6:1-9; Ester 2:1-10, 20; 3:1-15; 4:1-14; 9:1-12.

Para memorizar “Yo te haré luz para los gentiles, y llevarás mi salvación a los confines de la tierra” (Luc. 49:6, NTV).

Uno de los relatos más inspiradores de la Biblia, un relato de “ministerio transcultural”, se encuentra en el libro de Ester. Por milenios se ha escrito mucho sobre este libro, y hasta el día de hoy muchos judíos celebran la fiesta de Purim, basada en Ester 9:26 al 31.
Ester y su pariente Mardoqueo eran judíos que vivían en la capital del Imperio Persa, Susa. Por alguna razón, a diferencia de otros judíos que habían regresado a Judá, ellos, junto con otros, se quedaron en la tierra de su cautiverio. Entonces, por una serie de providencias, Ester se convierte en reina. “Y el rey amó a Ester más que a todas las mujeres, y halló más gracia y más favor ante él que todas las doncellas; y puso la corona real en su cabeza y la declaró reina en lugar de Vasti” (Est. 2:17).
En esa función, Ester, aunque a regañadientes, pudo desempeñar un papel importante en la historia bíblica. A su manera, esta historia muestra cómo el pueblo de Dios, incluso en entornos extranjeros, puede dar testimonio de la verdad.
Si tienes tiempo, lee (u ojea) el libro de Ester para el estudio de esta semana.


Comentarios Elena G.W

Gracias al favor con que los miraba Ciro, casi cincuenta mil de los hijos del cautiverio se habían valido del decreto que les permitía regresar. Sin embargo, representaban tan solo un residuo en comparación con los centenares de miles que estaban dispersos en las provincias de Medo-Persia. La gran mayoría de los israelitas había preferido quedar en la tierra de su destierro, antes que arrostrar las penurias del regreso y del restablecimiento de sus ciudades y casas desoladas.
Habían transcurrido veinte años o más cuando un segundo decreto, tan favorable como el primero, fue promulgado por Darío Histaspes, el monarca de aquel entonces. Así proveyó Dios en su misericordia otra oportunidad para que los judíos del reino medo-persa regresaran a la tierra de sus padres. El Señor preveía los tiempos dificultosos que iban a seguir durante el reinado de Jerjes, el Asuero del libro de Ester, y no solo obró un cambio en los sentimientos de los hombres que ejercían autoridad, sino que inspiró también a Zacarías para que instase a los desterrados a que regresasen (Profetas y reyes, p. 440).
Los cristianos son joyas de Cristo. Existen para resplandecer brillantemente por él, prodigando la luz de su belleza. Su esplendor depende del pulimiento que reciben. Pueden elegir ser bruñidos o permanecer sin serlo. Pero todo aquel que es declarado digno de un lugar en el templo del Señor tiene que someterse al proceso refinador. Sin el pulimiento que el Señor da, no pueden reflejar más luz que la de un guijarro común…
El Obrero divino gasta poco tiempo en material inútil. Únicamente pule las joyas preciosas, según la semejanza de un palacio, labrando con ahínco todos los cantos ásperos. Este proceso es severo y penoso; hiere el orgullo humano. Cristo corta profundamente en la experiencia que el hombre en su suficiencia propia ha considerado como completa, y elimina el ensoberbecimiento del carácter. Desbasta con empeño la superficie sobrante, y poniendo la piedra en la rueda pulidora, la aprieta estrechamente para que toda aspereza pueda ser consumida. Entonces, llevando la joya hasta la luz, el Maestro ve en ella un reflejo de sí mismo y la declara digna de [ocupar] un lugar en su cofre.
“En aquel día, dice Jehová de los ejércitos, te tomaré… y te pondré como anillo de sellar; porque yo te escogí, dice Jehová de los ejércitos”. Hageo 2:23. Bendita sea la experiencia, por severa que sea, que da nuevo valor a la piedra, y la hace brillar con vivo fulgor (En los lugares celestiales, p. 269).
En su gran amor, Dios procura desarrollar en nosotros las gracias preciosas de su Espíritu. Permite que hallemos obstáculos, persecución y opresiones, pero no como una maldición, sino como la bendición más grande de nuestra vida. Cada tentación resistida, cada aflicción sobrellevada valientemente, nos da nueva experiencia y nos hace progresar en la tarea de edificar nuestro carácter. El alma que resiste la tentación mediante el poder divino revela al mundo y al universo celestial la eficacia de la gracia de Cristo (El discurso maestro de Jesucristo, pp. 99, 100).

 
Lección 11: Para el 16 de diciembre de 2023
MISIÓN EN FAVOR DE LOS NO ALCANZADOS: SEGUNDA PARTE


Sábado 9 de diciembre
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Audio Leccion

Lee para el estudio de esta semana 1 Reyes 11:1-6; Mateo 4:23-25; 15:22-28; Marcos 7:24-30; Hechos 10:34, 35; Mateo 8:10.

Para memorizar
“Entonces Jesús respondió: ‘Mujer, ¡grande es tu fe! Sea hecho como quieres’. Y su hija quedó sana desde esa hora” (Mat. 15:28).

Desde el principio, un Dios amoroso buscó a sus hijos perdidos (Gén. 3:9); y, hasta hoy, este mismo Dios amoroso sigue tratando de alcanzar a los perdidos (ver Apoc. 14:6-12), incluyendo a los perdidos de las ciudades. En 2018, la ONU publicó sus últimas estadísticas, según las cuales el 55 % de la población del planeta vive en zonas urbanas, y esta cifra aumentará (si el tiempo dura) hasta el 68 % en 2050. No tenemos opción: debemos dar testimonio a los que viven en las ciudades.
Sin embargo, muchos miembros del pueblo de Dios actúan como Jonás cuando son llamados a dar testimonio en una ciudad: por la razón que sea, huyen de la tarea. Cuando estuvo sobre la Tierra, Jesús ministró no solo a los habitantes de las ciudades de Israel, sino también a los de regiones extranjeras; es decir, a los de fuera de la nación judía y del pueblo elegido.

Esta semana, estudiaremos el relato bíblico de la misión de Cristo a Tiro y Sidón, y extraeremos lecciones para aplicarlas a nuestra vida actual.

Comentarios Elena G.W

La caída del hombre llenó todo el cielo de tristeza… Los ángeles suspendieron sus himnos de alabanza. Por todos los ámbitos de los atrios celestiales, había lamentos por la ruina que el pecado había causado.
El Hijo de Dios, el glorioso Soberano del cielo, se conmovió de compasión por la raza caída. Una infinita misericordia conmovió su corazón al evocar las desgracias de un mundo perdido. Pero el amor divino había concebido un plan mediante el cual el hombre podría ser redimido. La quebrantada ley de Dios exigía la vida del pecador. En todo el universo solo existía uno que podía satisfacer sus exigencias en lugar del hombre. Puesto que la ley divina es tan sagrada como el mismo Dios, solo uno igual a Dios podría expiar su transgresión. Ninguno sino Cristo podía salvar al hombre de la maldición de la ley, y colocarlo otra vez en armonía con el Cielo. Cristo cargaría con la culpa y la vergüenza del pecado, que era algo tan abominable a los ojos de Dios que iba a separar al Padre y su Hijo. Cristo descendería a la profundidad de la desgracia para rescatar la raza caída (Patriarcas y profetas, p. 48).
Para salvar a los que yerran, debemos cultivar el espíritu con que Cristo trabajó. Ellos le son tan caros como nosotros. Son igualmente capaces de ser trofeos de su gracia y herederos del reino. Pero están expuestos a las trampas del astuto enemigo, expuestos al peligro y a la contaminación, y sin la gracia salvadora de Cristo, a la ruina segura. Si nosotros considerásemos este asunto en su debida luz, ¡cómo se vivificaría nuestro celo, se multiplicarían nuestros esfuerzos fervientes y abnegados, a fin de acercarnos a aquellos que necesitan nuestra ayuda, nuestras oraciones, nuestra simpatía y nuestro amor!…
Viven tan solo para Cristo y honran su nombre aquellos que son fieles a su Maestro, tratando de salvar lo que se había perdido. La piedad genuina se manifestará ciertamente mediante el anhelo profundo y la ferviente labor del Salvador crucificado para salvar a aquellos por quienes murió. Si nuestro corazón está enternecido y subyugado por la gracia de Cristo, si está iluminado con un sentido de la bondad y el amor de Dios, habrá un flujo natural de amor, simpatía y ternura hacia los demás. La verdad ejemplificada en la vida ejercerá su poder, como la levadura oculta, en todos aquellos con quienes sea puesta en contacto (Testimonios para la iglesia, t. 5, pp. 570, 571).
s El hombre es propiedad de Dios, y los ángeles observan con intenso interés para ver cómo tratará el hombre con sus semejantes. Cuando las inteligencias celestiales ven a los que dicen ser hijos e hijas de Dios realizar esfuerzos semejantes a los de Cristo para ayudar los errantes, y manifiestan un espíritu tierno y compasivo por los arrepentidos y caídos, los ángeles se acercan más a ellos y les hacen recordar las palabras adecuadas para aliviar y elevar el alma. Hay ángeles santos en la senda de cada uno de nosotros. No debemos despreciar a ninguno de los pequeñitos de Dios (Exaltad a Jesús, p. 203).


 
Lección 9: Para el 2 de diciembre de 2023
MISIÓN EN FAVOR DE LOS PODEROSOS


Sábado 25 de noviembre
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Audio Leccion

Lee para el estudio de esta semana Daniel 4; 2 Reyes 5:1-19; Juan 3:1-12; 7:43-52; Mateo 19:16-22; Juan 19:38-42.

Para memorizar
“¿Qué aprovecha el hombre si gana el mundo entero y pierde su vida? ¿Qué puede dar el hombre a cambio de su vida?” (Mat. 16:26).

Si bien se escribió hace muchos años, la Biblia, la Palabra de Dios, es la revelación de la verdad de Dios para nuestro mundo. Y, entre las muchas verdades que revela, está la de la naturaleza humana, y que básicamente somos todos iguales: pecadores necesitados de la gracia divina. Esto incluye a los ricos y los poderosos. Los ricos y los poderosos de los tiempos bíblicos no eran diferentes de los ricos y los poderosos de los tiempos modernos, especialmente en su búsqueda de riqueza, fama y poder, muchas veces (aunque no siempre) a expensas de los vulnerables. Sin embargo, Dios demuestra el mismo interés por la salvación de los ricos y los poderosos que por los débiles y los necesitados. Las Escrituras ofrecen algunos ejemplos apasionantes de personajes bíblicos que eran poderosos, o ricos o ambas cosas, y cómo Dios los utilizó para ser de bendición para las naciones: Abraham, Isaac, Job, Salomón y José, por citar algunos ejemplos. Esta semana, exploraremos la misión de Dios en favor de los ricos y los poderosos. Emprendamos el viaje para ver cómo Dios alcanzó a algunas de estas personas y cómo llama y prepara a los adventistas para dar testimonio a ellos también en la actualidad.


Comentarios Elena G.W

Aquellos que pertenecen a las altas esferas de la sociedad han de ser buscados con tierno afecto y consideración fraternal. Los hombres de negocios, los que se hallan en elevados puestos de confianza, los que poseen grandes facultades inventivas y discernimiento científico, los hombres de genio, los maestros del evangelio cuya atención no ha sido llamada a las verdades especiales para este tiempo: estos deben ser los primeros en escuchar el llamamiento. A ellos se les debe dar la invitación…
Rara vez se dirige alguien personalmente a los que son encumbrados en el mundo en virtud de su educación, su riqueza o vocación, para hablarles respecto a los intereses del alma. Muchos obreros cristianos vacilan en aproximarse a estas clases. Pero esto no debe ocurrir. Si un hombre se estuviera ahogando, no permaneceríamos sentados mirándolo perecer porque fuera un abogado, un comerciante o un juez. Si viésemos a algunas personas a punto de lanzarse a un precipicio, no vacilaríamos en instarlas a volver atrás, cualquiera fuera su posición u ocupación. Tampoco debemos vacilar en amonestar a los hombres con respecto al peligro del alma (Palabras de vida del gran Maestro, pp. 182, 183).
Hay muchos… a quienes Dios desea poner en relación con su iglesia. Las simpatías de estos hombres están por el pueblo del Señor. Pero los lazos que los unen con el mundo los tienen fuertemente sujetos. Necesitan estos hombres valor moral para juntarse con las clases bajas. Hay que hacer esfuerzos especiales por estas almas que se encuentran en tan gran peligro a causa de sus responsabilidades y relaciones.
Mucho se ha dicho respecto a nuestro deber para con los pobres desatendidos; ¿no debe dedicarse alguna atención a los ricos desatendidos? Muchos no ven promesa en ellos, y poco hacen para abrir los ojos de los que, cegados y deslumbrados por el brillo de la gloria terrenal, no piensan en la eternidad. Miles de ricos han descendido al sepulcro sin que nadie los previniera. Pero por muy indiferentes que parezcan, muchos de ellos andan con el alma cargada. “El que ama el dinero no se hartará de dinero; y el que ama el mucho tener, no sacará fruto.” Eclesiastés 5:10 (El ministerio de curación, pp. 160, 161).
Hay otro peligro al cual están particularmente expuestos los ricos… Muchos que gozan de prosperidad en el mundo, y que nunca se dejaron arrastrar por los vicios ordinarios, se encaminan a la ruina por el amor de las riquezas. La copa más difícil de llevar no es la vacía, sino la que está llena hasta el borde. Esta es la que exige el mayor cuidado para conservarla en equilibrio. La aflicción y la adversidad traen consigo desengaño y tristeza; pero la prosperidad es lo más peligroso para la vida espiritual…
Muchas veces se piden oraciones por los que padecen enfermedad o sufren infortunios; pero los hombres a quienes se otorgó prosperidad e influencia necesitan aun más nuestras oraciones…
[L]os que se encuentran, por así decirlo, en la cumbre, y a quienes, debido a su situación, se les atribuye sabiduría, son los que corren el mayor peligro. A menos que confíen en Dios, caerán seguramente (El ministerio de curación, pp. 162, 163).

 
Lección 10: Para el 9 de diciembre de 2023
MISIÓN EN FAVOR DE LOS NO ALCANZADOS: PRIMERA PARTE


Sábado 2 de diciembre
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Audio Leccion

Lee para el estudio de esta semana Hechos 17; 1 Corintios 2:2; Romanos 1:18-25.

Para memorizar
“El Dios que hizo el mundo y todo lo que hay en él, que es Señor del cielo y de la tierra, no habita en templos hechos por manos humanas” (Hech. 17:24).

 

Al describir lo que Pablo hizo en Atenas, Lucas escribió: “Así, razonaba en la sinagoga con los judíos y con otros piadosos, y en la plaza cada día con los que concurrían” (Hech. 17:17). Naturalmente, Pablo habría estado más cómodo trabajando entre los judíos, su propia carne y sangre. Pero el apóstol se negó a conformarse con trabajar únicamente entre los suyos. Había sido llamado a alcanzar a otros también. O Pablo podría haber trabajado solo con los gentiles “temerosos de Dios”, cuya visión del mundo ya había experimentado un cambio sustancial. Estos tenían una base bíblica sobre la que Pablo podía construir, aunque todavía necesitaran conocer al Dios a quien “temían”: Jesús, el Mesías.
Pero, no. Mientras estuvo en Atenas, una ciudad famosa por su filosofía, Pablo trató de llegar a la gente de allí también, que tenía un trasfondo y una cosmovisión radicalmente diferentes de la de los hebreos y su historia sagrada, que constituía el fundamento de la fe que Pablo quería enseñar a los atenienses.
¿Cómo trató Pablo de llegar a esa gente y qué podemos aprender de sus intentos?


Comentarios Elena G.W

El Señor Jesús considera cada alma con profundo interés. Ha afirmado que las características espirituales de su iglesia deben ser cuidadosamente preservadas. La iglesia está en el mundo y debe trabajar para el mundo…
La verdad debe ser proclamada hoy a toda nación, tribu, lengua y pueblo. Cristo desea que la obra se haga de tal manera que no suscite prejuicio, porque cuando este se manifiesta, algunos no quieren oír la verdad….
Todavía estamos en este mundo, donde existen estas barreras, y debemos trabajar de tal manera que alcancemos a todas las clases sociales. No permitan que los obstáculos presentes destruyan su fe y su confianza en Dios (Cada día con Dios, p. 267).
El apóstol [Pablo] no se engañaba por lo que veía en ese centro del saber [Atenas]. Su naturaleza espiritual estaba tan despierta a los atractivos de las cosas celestiales, que el gozo y la gloria de las riquezas que no perecerán nunca, invalidaban a sus ojos la pompa y el esplendor que lo rodeaban. Al ver la magnificencia de Atenas, comprendía su poder seductor para los amantes del arte y de la ciencia, y quedó profundamente impresionada su mente por la importancia de la obra que tenía por delante…
“Disputaba en la sinagoga con los judíos y religiosos; y en la plaza cada día con los que le ocurrían.” Pero su principal labor era proclamar las nuevas de la salvación a aquellos que no tenían un concepto claro de Dios y de su propósito en favor de la especie caída. El apóstol había de encontrarse pronto con el paganismo en su forma más sutil y seductora (Los hechos de los apóstoles, pp. 190, 191).
[A] menos que los miembros de la iglesia de Dios hoy tengan una relación viva con la fuente de todo crecimiento espiritual, no estarán listos para el tiempo de la siega. A menos que mantengan sus lámparas aparejadas y ardiendo, no recibirán la gracia adicional en tiempo de necesidad especial.
Únicamente los que estén recibiendo constantemente nueva provisión de gracia, tendrán una fuerza proporcional a su necesidad diaria y a su capacidad de emplearla. En vez de esperar algún tiempo futuro en que, mediante el otorgamiento de un poder espiritual especial, sean milagrosamente hechos idóneos para ganar almas, se entregan diariamente a Dios, para que los haga vasos dignos de ser empleados por él. Diariamente están aprovechando las oportunidades de servir que están a su alcance. Diariamente están testificando por el Maestro dondequiera que estén, ora sea en alguna humilde esfera de trabajo o en el hogar, o en un ramo público de utilidad (Los hechos de los apóstoles, p. 45).

 
Lección 8: Para el 25 de noviembre de 2023
MISIÓN EN FAVOR DE LOS NECESITADOS


Sábado 18 de noviembre
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Audio Leccion

Lee para el estudio de esta semana Lucas 5:17-26; Juan 5:1-9; Deuteronomio 10:19; Levítico 23:22; Mateo 25:34-40; Juan 15:13.

Para memorizar
“Y el Rey les dirá: ‘Les aseguro, cuanto hicieron a uno de estos mis hermanos pequeños, a mí me lo hicieron’ ” (Mat. 25:40).

Lucas 5:17 al 26 ofrece muchas ilustraciones de cómo Dios ayuda a los necesitados. A veces, Dios utiliza a otros para ayudarnos a nosotros, o nos usa a nosotros para ayudar a los demás. Al ayudar a los necesitados, estamos ejemplificando de forma práctica el ministerio de Jesucristo. En ocasiones, es fácil saber quién necesita ayuda; otras veces se hace difícil saberlo. En cualquier situación, somos llamados a ser ayudantes de Dios en favor de todos los necesitados, sin importar su origen. La Biblia nos anima a acercarnos a los desconocidos, y al ganarnos su confianza, podremos descubrir mejores maneras de ayudarlos a encontrar a Jesús.
En la lección de esta semana, nuestra temática, “Misión en favor de los necesitados”, muestra que Dios tiene un plan para alcanzar a los necesitados de diversas maneras. Sus necesidades podrían ser físicas, emocionales, económicas, o incluso sociales; es decir, algunos pueden considerarse marginados de su comunidad o familia. Cualquiera que sea la necesidad, debemos estar dispuestos a hacer lo posible para ayudar. Esta es una parte central de lo que significa ser cristiano y de lo que debe incluir la misión.

Comentarios Elena G.W

El Señor presentó el principio de la regla de oro para que los seres humanos nos sintamos afortunados y no desdichados; pues la verdadera felicidad no podremos lograrla por ningún otro camino. Dios desea que todos alcancemos la vida superior. Por eso nos ha dado el don de la vida, no para que la empleemos simplemente en adquirir bienes materiales, sino para que aprovechemos nuestras facultades superiores cumpliendo con la labor que nos encomendó: buscar descubrir y aliviar las necesidades de nuestros semejantes. Nunca deberíamos actuar egoístamente en mero beneficio propio, sino en interés de todos los que nos rodean. Tenemos que beneficiar a los demás con nuestra influencia y con nuestras buenas acciones. Este propósito divino se cumple en la vida de Cristo.
Hemos de aprovechar toda oportunidad que se nos presente para contribuir a la felicidad de nuestros semejantes, compartiendo con ellos nuestro afecto. Unas palabras cariñosas, una mirada comprensiva, una expresión de aprecio, son como un vaso de agua fresca para el sediento, sobre todo en el caso de tantas personas solitarias y afligidas como hay. Una palabra de ánimo, un acto de bondad, pueden aliviar en gran manera las cargas que pesan sobre muchos fatigados hombros. La verdadera felicidad se encuentra en un servicio abnegado. Cada palabra y cada acto nacidos con ese fin se registran en los libros celestiales como si se hubieran dirigido a Jesús mismo… Hemos de vivir bajo el resplandor del amor divino. Entonces seremos una bendición para el mundo (Mi vida hoy, p. 169).
Hemos de seguir el ejemplo presentado por Cristo y hacer de él nuestro modelo, hasta que tengamos el mismo amor por el prójimo que él manifestó por nosotros. Trata de impresionarnos con la profunda lección de su amor... Si vuestro corazón se ha dado al egoísmo, que Cristo lo llene de su amor. Desea que lo amemos plenamente, y nos anima, y aún más, nos manda que nos amemos los unos a los otros de acuerdo con el ejemplo que nos ha dado. Ha hecho del amor la insignia de nuestro discipulado... Esa es la medida que debéis alcanzar: “Que os améis los unos a los otros, como yo os he amado”. ¡Qué amor más alto, más profundo y más ancho! Este amor no debe abarcar solamente a unos cuantos favoritos, sino que debe llegar hasta la más baja y humilde de las criaturas de Dios. Jesús dice: “En cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos pequeñitos, a mí lo hicisteis” (Hijos e hijas de Dios, p. 149).
¿Se asemejan ustedes a Cristo, en sus palabras, en su espíritu, en sus acciones? Si representan el carácter de Cristo en palabra y espíritu, entonces son cristianos; porque ser cristiano significa ser semejante a Cristo. La lengua testificará acerca de los principios que representan la vida; esto constituye la prueba segura para saber qué poder controla el corazón. Nuestro espíritu y nuestros principios se pueden juzgar por las palabras que brotan de los labios. La lengua siempre debe estar bajo el control del Espíritu Santo.
Cuando las almas pobres, heridas y maltratadas acuden a ustedes en busca de palabras de esperanza, deben hablarles las palabras de Cristo. ¿Rehúsan ustedes dirigirles palabras amables, corteses y bondadosas? Los que hablan como lo hizo Cristo nunca plantarán palabras amargas, como flechas dentadas, en el alma herida (Exaltad a Jesús, p. 142).